Muchas veces se nos cuela el miedo de sentirnos libres. ...
En medio de la tormenta de nuestras emociones, de la casi oscuridad donde no atisbamos un rayito de luz, de la soledad y el viento.
En esas circunstancias se siente uno vulnerable.
El sonido del silencio cada vez más lejano, nos recuerda con fuerza, que somos libres de volar hacía donde queremos.
Sin embargo esa libertad a veces se siente como un ancla muy pesada.
Porque pensamos que un globo es muy chico para volar….Y entonces surge la chispa dentro nuestro y se intuye que el miedo se puede desvanecer, que la libertad se asume desde la comprensión, que lo aparentemente pequeño es solo una cuestión de perspectiva, que a veces los personajes más absurdos que protagonizamos nos llevan a visualizar y entender la realidad más auténtica de lo que realmente somos y de lo que estamos experimentando.
Que se puede comenzar nuevamente, como cuando al tropezar y caer, se elige levantarse de nuevo en lugar de quedarse en el suelo…
En estos días, algo o más bien alguien, me llevó a reflexionar con mí ser, en profunda meditación, como afectan a mis emociones, los juicios que los demás puedan hacer sobre mí.
Me llevó a comprender, en como han podido influir los comentarios y juicios de valor que otros en todas las etapas de mi formación han sembrado en mi sistema de creencias, incluso a los que yo haya hecho a otros aun con la mejor de las intenciones.
La mayoría de los juicios que hacemos, los iniciamos sobrevolando una situación o una persona, que se nos presenta, porque nos sentimos atacados, invadidos, observados, inseguros, faltos de amor o no nos tomamos la molestia, de escucharlos, ni entenderlos.
De una manera superficial, sin medir consecuencias y de manera simplista, medio camuflada, como dejándolo caer, etiquetamos o nos etiquetan, sin darnos cuenta que nos espeja.
En este ahora en el que me encuentro, comprendo, que ningún juicio significa en realidad NADA, si no le damos el poder de creerlo; ni siquiera los juicios a que nos sometemos cada uno de nosotros, sí nos permitimos SER, con toda nuestra vulnerabilidad…
Nadie está por encima del bien y del mal…
Las emociones están para comprenderlas y abrazarlas y con toda nuestra compasión ir iluminándolas…
Tal vez, tomar conciencia de la gran nada que nos rodea, pueda ayudarnos a empezar a valorar la abundancia, los pequeños tesoros, la belleza, las pequeñas cosas, nuestra propia valía, nuestra propia grandeza.
Quizás, la inexistencia, nos ayude a ser capaces de vivir la existencia....Yo Soy en ti...Tu eres en mi...
El Amor no tiene división, solo se da...
Un abrazo al Alma de cada uno de ustedes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario