¿Qué es el amor y dónde se encuentra?. ...
Buscamos amor y tratamos de conseguir amor y, aún así, parece como si nunca tuviéramos suficiente.
Incluso cuando hemos encontrado el amor, se nos escapa cuando pasa el tiempo.
¿Y si hubiera una fuente de amor que nunca desaparece y está siempre disponible?.
¿Y si el amor estuviera tan cerca y tan fácil como el respirar?.
¿Y si hemos estado "buscando amor en todos los lugares equivocados" y hemos perdido el tiempo realmente?.
El amor es a la vez, más simple, más misterioso y más sutil de lo que hemos imaginado que es.
El amor es simplemente el espacio, la abierta atención de nuestra conciencia. Y la conciencia es en sí misma, la más suave, amable e íntima fuerza en el mundo. Toca las cosas sin tener ningún efecto sobre ellas.
Sostiene toda nuestra experiencia pero no la controla o la retiene.
Y, más aún, la fuerza para conectar e incluso mezclarse con el objeto de nuestra conciencia, es inherente a nuestra conciencia.
Esta es, aparentemente, la naturaleza contradictoria de nuestra conciencia, la naturaleza de nuestra conciencia completamente abierta y tolerante y su apasionada fuerza para mezclarse e incluso llegar a ser el objeto de su atención; lo que da a la vida, su espiritualidad, profundidad y dulzura. No hay nada más satisfactorio que este delicioso dilema de estar, al mismo tiempo, "aparte de" y "conectado a", lo que vemos, oímos o sentimos.
La conciencia es el principio de toda separación. Anterior a la conciencia, hay solamente "unidad" o "el ser" con nada separado de la "unidad" que pudiera ser experimentada.
Con el nacimiento de la conciencia, hay una sutil distinción de dos cosas: aquello que es consciente y el objeto de la conciencia. Y, aún más, aquellas dos están todavía conectadas por esta fuerza misteriosa que llamamos conciencia o amor.
Este flujo de conciencia y amor que nos conecta a todo lo que experimentamos, es la fuente verdadera de satisfacción y alegría.
En algún grado, todos lo hemos experimentado alguna vez. Cada vez que te enamoras de una persona, un animal doméstico, pieza de música o un objeto bello, has sentido este flujo de la conciencia íntima y conectada.
Desgraciadamente, hemos sido enseñados a creer que, la fuente de este buen sentimiento estaba en el objeto de nuestro afecto. Así pues, sufrimos cada vez que perdemos esta fuente aparente.
Cuando nuestro amante nos deja, nuestro amado animalito se muere, el concierto termina u otros se adueñan de la casa de nuestros sueños, nos sentimos desprovistos de aquel conectado sentimiento amoroso.
¿Y si nosotros somos la fuente de la conciencia que nos conecta a todo?.
¿Y si el amor que hemos estado buscando, ha estado siempre aquí mismo, dentro de nuestros corazones?.
¿Y si no importa realmente lo que toca nuestra conciencia sino solamente aquello que está fluyendo en la conciencia?.
Ello simplificaría realmente la búsqueda del amor.
Cualquier objeto o cualquier experiencia, sería un objeto adecuado de nuestro amor.
La dulzura del amor está en el flujo de la conciencia en sí mismo.
La completa apertura y libertad que podríamos buscar en un amante perfecto, está ya aquí en nuestra propia conciencia.
No tiene que intentar ser aceptada porque la conciencia es, por naturaleza, abierta y tolerante.
La conciencia por sí misma, no puede hacer nada, sino tocar. La conciencia no puede empujar, tirar de, demandar algo de, o limitar la libertad de lo que toca.
Y, aún así, la conciencia no es un observador frío y distante. La conciencia está profundamente e íntimamente conectada con el objeto de la conciencia. De hecho, la conciencia y el objeto de la conciencia son, en el fondo, la misma cosa.
Esta conexión e intimidad que, es natural en la conciencia, es satisfactorio y completo, sin tener en cuenta, el objeto de la conciencia.
Con otras palabras, lo que sea que estés experimentando ahora mismo, es tu verdadero amor. Cualquier cosa que estés experimentando es una oportunidad para también experimentar la profundidad de tu verdadera naturaleza, la conciencia abierta y amorosa. Tu verdadera naturaleza es el amor verdadero.
Es el amante perfecto que has estado buscando y, no solamente está siempre aquí, sino que es lo que tú eres realmente.
Podrías pensar, "pero ... espera, yo no siento que esté siempre enamorado".
A veces, me siento solo o airado y separado del amor y la satisfacción".
¿Entonces, como puede ser que el amor esté aquí si no lo siento?.
¿Está el amor ausente en esos momentos o está tan sólo limitado en su expresión y flujo?.
¿Hay realmente momentos en los que no hay conciencia?.
¿O hay siempre algo de conciencia aunque no sea mucha?.
Si no hubiera realmente conciencia, entonces no habría ningún problema, porque la conciencia es el principio de la separación y el final de la conciencia es el final de la separación.
Prácticamente hablando, sin conciencia no hay soledad, ira o cualquier otra cosa.
Así pues, cuando estás solo o airado, hay al menos alguna conciencia aunque, posiblemente, no mucha.
Incluso cuando la conciencia está contraída y limitada, como ocurre a menudo cuando te sientes solo, furioso, triste, herido o asustado, la conciencia tiene la misma naturaleza que cuando te sientes feliz y eufórico.
Incluso una única gota de agua es todavía húmeda, así también, una única gota de conciencia es todavía abierta y permitiendo que cualquier cosa que toca sea lo que es.
El único truco para experimentar la abierta y tolerante naturaleza de la conciencia, es buscarla en la experiencia que tienes en cada momento. Cuando nuestra conciencia está contraída por el juicio o por el miedo, no toca realmente el objeto de nuestro juicio o miedo.
En su lugar, está tocando el pensamiento de juicio o de miedo que tenemos. La conciencia es absolutamente tolerante y abierta a ese pensamiento.
Esa es la definición de conciencia: Es el reconocimiento abierto y tolerante del contenido de nuestra experiencia.
Si la conciencia no está abierta a algo, entonces no tenemos conciencia de ello....
( Parte 1)
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