domingo, 20 de octubre de 2013

" El Alquimista. "


 El Amor es en sí mismo la más poderosa energía de sanación pues creer de corazón en la capacidad de alguien para ser aquello que se está negando es acompañarlo en el camino de serlo....


El juego de los espejos es muy curioso y resulta habitual observar en otras personas ciertas características que sentimos que nos son ajenas sin saber que lo que vemos en el otro no es otra cosa que el reflejo de nosotros mismos que hemos ocultado tras el velo de nuestra propia desconfianza.


Y como íbamos a confiar en nosotros mismos si las virtudes que consideramos necesarias para hacerlo han quedado ocultas bajo el velo de nuestra mirada que acostumbrada a mirar hacia afuera en lugar de hacia adentro ha sabido hallar con facilidad en personas de nuestro entorno el reflejo del mismo brillo que vive dentro de nosotros mismos y no sabemos reconocer como propio.


Y es que si la belleza tuviera que encontrarse bella a sí misma necesitaría de un espejo que le devolviese su propia imagen para disfrutar de ella pero si la belleza desconociera la función de un espejo creería que toda la hermosura que en él admira pertenece a ese espejo, ignorando que éste tan solo refleja lo que se halla frente a él.


Pues así es como nos sucede a los seres humanos.


Los demás son nuestro espejo y por tanto reflejan lo que en ellos hay de nosotros mismos, de manera que cuando percibo en el otro la bondad es mi propia bondad la que éste me refleja pues si no hubiera bondad en mí, si tan sólo fuera maldad lo que en mí se encierra, jamás podría ver bondad a mi alrededor pues para apreciar cualquier capacidad fuera de mí ha de existir en mi interior una experiencia acerca de la misma.


Es curioso, acostumbrados a no reconocer el brillo de nuestra propia luz nos es más fácil aceptar cualquier oscuridad que podamos ver reflejada en el espejo del otro que hacernos cargo de la luz que nos devuelve ese mismo espejo y aceptarla como propia.
Nos hemos acostumbrado tanto a encontrarnos cómodos en nuestras limitaciones que parece que hemos olvidado que somos seres de luz, creados a imagen y semejanza de Dios, dotados de las más ilimitadas capacidades entre las que destaca la capacidad de crear, la posibilidad de imaginar, inventar e incluso la de reinventarnos a nosotros mismos, transformándonos para ser mejores personas.


Y es que nuestras limitaciones disminuyen el brillo de la inmensa luz que se guarda en la esencia de cualquier ser humano sin saber que precisamente por rebajar la intensidad de nuestra luz nos ayudan a aceptarla como propia pues vamos a necesitarla para realizar nuestro proceso de alquimia.


Así es, aprendiendo a amar y a aceptar nuestras propias limitaciones sin culpa, transformaremos muestras más grandes limitaciones en nuestras mayores capacidades.


Y así podremos decir por ejemplo. Es porque fui el más cobarde en el pasado por lo que hoy puedo ser el más valiente, y construir esta nueva realidad en mi presente y por tanto en mi vida.
Y en esto consiste precisamente la alquimia, en transformar el metal en oro.


No lo olvides: todo cuanto necesitas en tu proceso de alquimia se halla dentro de ti pues es en el Alma donde reside el Ser, o lo que es mismo en el Alma ERES, eres todo cuanto quieras ser.


No hay alquimia posible sin Alquimista que la haga realidad.


Entonces, ¿dónde está el Alquimista?


Quizá aún no lo sabías pero el Alquimista eres TU !!!
 
 
 
 

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